miércoles, 3 de septiembre de 2008

Señor de los bares



Por una calle diferente,

anclado en mil lugares,

reencontrando viejos perros,

conocí a otras gentes.


Almas despreocupadas,

con ganas de salir,

hombres entusiasmados,

con “otras” forma de vivir.


Y todos ellos me enseñaron,

me educaron como a un hijo,

descubriéndome sus tesoros,

sus secretos y experiencias:

“Aprovecha mas el tiempo”

“Bébete ya la botella”

“Ábrete otra cerveza”

“Cuéntanos tu historia joven”


Y aquella calle diferente

me dio una vida de altibajos

con toda aquella gente

que me acompañará por siempre.


Cuando logré salir, no vi la luz

demasiadas horas sin dormir,

abuso de cerveza y copas,

en el país de las risas onduladas.


Y ahora ya han pasado los años,

todos los viejos se mueren,

de la otra vida, de las risas onduladas,

sólo quedo yo, profesor de la vida,

construiré una original escuela,

donde enseñar a beber, a vivir,

disfrutar, crecer, hacer el bien,

amar y disfrutar, es decir, ser feliz.

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